Este fin de semana se llevó a cabo la primera edición de Veracruz Metal Fest. México tiene playas por todos lados, y la idea de combinar guitarrazos y guturales con los sonidos de las olas del mar siempre suena tentadora. Esta vez, el festival playero aterrizó en Chachalacas, Veracruz, un pueblito famoso por sus dunas al lado del mar. En el hotel Diana Cazadora se construyeron desde cero todas las estructuras necesarias para un buen perreo satánico: una palapa para los asistentes, un pequeño escenario, baños, zona de camping y un espacio comercial para distros y sellos. Se armaron tours desde varias partes del país: CDMX, Tlaxcala, Coahuila… Pero, ¿cuál fue el resultado? Aquí les dejamos nuestro rating:
1. Ubicación: 9/10
Chachalacas no es precisamente Cancún. Su infraestructura turística es limitada, lo que puede espantar a algunos. No hay hoteles de lujo, todo es más modesto. Pero esto significa que los precios de comida y hospedaje no son un robo. La playa de mar abierto es tranquila, y uno puede mojarse a gusto. Los más valientes se aventaron a nadar sin ningún pedo.
2. Lugar del evento: 9/10
Se reconoce el tremendo esfuerzo de los organizadores por construir todo desde cero. La verdad, estuvimos bastante cómodos: la palapa daba sombra, la barra de comida estaba bien surtida, había mesas y sillas (aunque podrían agregar más para la próxima edición). También había bancas a los lados del escenario para sentarse. Dos detalles a mejorar: más sombra cerca del escenario (las bandas teloneras se presentaron ante pocos valientes que soportaron el solazo) y más baños, porque en algún momento se armó fila. Pero los organizadores ya prometieron construir más para el siguiente año.
3. Comida: 100/10
Sabrosa, fresca y a buen precio. Hamburguesa a $95 ($120 con papas), tamales y volovanes a $30, chela a $100. Había tortas de chilaquiles, pero volaron y no preguntamos precio. También vendían café, refrescos y agua mineral. Veracruz Metal Fest ahora compite con Tlahuicole por el título de Metal Gastro Fest.
4. Sonido: 10/10
Nadie esperaba un sonido tan claro en un ambiente tan complicado, pero sí, se logró. Sin castigar los oídos, sin fallas y con todos los detalles bien definidos.
5. Bandas: 10/10
Algunas ya las conocíamos, otras las descubrimos y se rifaron:
- Colísion: thrash metal con espíritu punk, se armó el moshpit desde la primera nota.
- Étnica: metal con instrumentos folklóricos, propuesta interesante.
- Fecalator: el pornogore está en auge en México. Su música trae el sonido maciso y pesado, así como el ritmo ideal para el baile.
- Evil Angels: corpsepaint y picos en la playa, ¿qué más se puede pedir?
- Starforce: reconocimiento especial, la potente voz de Meli es un respiro entre tantos guturales, siempre es algo refrescante ver a Starforce.
- Horrid Sight: death/thrash sólido para una buena fiestota, y sí, se armó.
- Postnecrum: ¡qué show! ¡Qué actitud! Quedamos impresionados. Black metal sinfónico con flamas y carisma.
- Black Brigade: somos fans desde su primer show con Decomposed Society en Sangriento, death grind tosco como nos gusta, increíble energía.
- Surgery: ecuchar a brutal death metal con vista a la luna reflejada en el mar se sintió surreal. Sin duda, Surgery es una bandota.
- Imperial Doom: tremenda energía y un vocal impresionante, nuestros amigos colombianos lo dieron todo en el escenario.
- Chemicide: cerraron el festival con thrash tosco y un bailongo masivo bajo la luna.
Conclusión
Nos encantó el festival y sin duda volveremos. Se nota el entusiasmo y dedicación de los organizadores. Es una gran oportunidad para descubrir más metal nacional y nunca decepciona. La atmósfera fue una fiesta cálida, hicimos nuevos amigos y saludamos a mucha banda. Se confirma que el metal y la playa es lo que se necesita para levantar el espíritu, romper la rutina, escapar del polvo de la ciudad y llenarse de arena de Chachalacas.
¡Esperamos la siguiente edición y desde Portazo les deseamos todo el éxito a los organizadores!